El 6 de Octubre de 2014 en la Asamblea Nobel del Instituto Karokinska en Estocolmo, se dio a conocer los ganadores del Premio Nobel de Fisiología o Medicina. Este año, un trío de científicos serán galardonados por su trabajo en relación a las neuronas que crean mapas espaciales en el cerebro, ayudándonos a navegar nuestro entorno.
Los galardonados, el británico-estadounidense John O'Keefe, y el matrimonio noruego compuesto por May-Britt Moser y Edvard I. Moser, han descubierto células que constituyen un sistema de posicionamiento o "GPS interno" en el cerebro que permite a las personas orientarse en el espacio y saber en todo momento dónde se encuentran.
O'Keefe nació en 1939 y es doctor de Psicología fisiológica por la Universidad McGill de Canadá. Actualmente dirige el Centro Wellcome Sainsbury de Circuitos Neuronales y Comportamiento en University College de Londres. En 1971, O'Keefe descubrió el primer componente del "GPS interior" del cerebro mediante experimentos con ratas. Halló que un tipo de células nerviosas se activaba cuando una rata se encontraba en un lugar determinado de una habitación y que otras se activaban cuando se ubicaba en otro punto. Se dio cuenta de que las llamadas "células de lugar" estaban construyendo mapas de su entorno dentro del hipocampo.
La psicóloga May-Britt Moser nació en 1963 en Noruega y es directora del Centro de computación neuronal en la Universidad de Trondheim. Su esposo, Edvard I. Moser, cuenta con un doctorado en Neurofisiología y dirige el Instituto Kavli de Sistemas de Neurociencia de Trondheim. En 2005, la pareja May-Britt y Edvard I. Moser descubrió otro componente clave del sistema de posicionamiento interno; las "células de red". Estas generan un sistema coordinado que permiten situarse de forma precisa en el espacio. Localizadas en la corteza entorrinal, funcionan como una especie de carta náutica, ayudanda al cerebro a juzgar distancias y navegar.
Investigaciones recientes han demostrado que tanto las "células de lugar" como las "células de red" también están presentes en el cerebro humano, y podrían estar involucradas en algunos tipos de pérdida de memoria en pacientes con Alzheimer.
Los científicos confían en que la investigación con tecnología de alta resolución daría la primera oportunidad de hallar cuándo y dónde comienza el Alzheimer y cómo poder atacarlo, abriendo una nueva ventana sobre la demencia. Debido a que estas células espaciales son de las primeras en ser afectadas por el Alzheimer y otras formas de demencia –lo que explica por qué los enfermos a veces se confunden–, entender cómo se van degradando debería proporcionar datos importantes sobre el proceso de la enfermedad.
La demencia, de la cual el Alzheimer es la forma más común, ya afecta a 44 millones de personas en todo el mundo y ese número alcanzaría 135 millones para el 2050, según Alzheimer's Disease International, un grupo sin fines de lucro.
Hace ya una década que se aprobó el último medicamento para tratar el Alzheimer, y aún no hay un tratamiento que pueda desacelerar el avance de la enfermedad. Los fármacos actuales sólo alivian algunos de los síntomas.
"Entender cómo funciona un cerebro saludable, especialmente las áreas que son cruciales para el aprendizaje y la memoria, es increíblemente importante para entender qué cambios ocurren durante condiciones como la enfermedad de Alzheimer", dijo Doug Brown, director de investigación y desarrollo en la revista Sociedad de Alzheimer, del Reino Unido.
El trabajo de los ganadores del premio Nobel sobre el sistema de navegación del cerebro se extiende por más de 40 años, pero hace poco los científicos han desarrollado poderosas nuevas herramientas para estudiar circuitos neurológicos que O'Keefe se propone utilizar en el nuevo instituto de Londres, y agrega que "ello nos dará la primera oportunidad sobre cuándo y dónde comienza la enfermedad y cómo podemos atacarle a nivel molecular y celular”.